Nadie se inmutó cuando el Real Madrid completó la cesión de Gareth Bale a Tottenham el fin de semana.
Era el acuerdo que todos buscaban. Bale no estaba feliz en Madrid, y el club no se planteaba darle protagonismo.
Pero el día siguiente que el extremo galés regresó a la Liga Premier, el Madrid quedó debiendo en su ataque al debutar en La Liga de España. El empate sin goles de visita a la Real Sociedad puso en evidencia las deficiencias de los vigentes campeones en la definición.