La directiva del Licey presupuesta un equipo como si se fuera a jugar
sin fanáticos el próximo torneo si el escenario actual se prolonga al
invierno. Pero le cuesta cuadrar las cuentas sin los ingresos que aporta
la boletería, que cifra entre un tercio y casi la mitad.
Domingo
Pichardo, presidente de los azules y pediatra de profesión, transmite
la impotencia de la Lidom y los equipos, al no tener en sus manos la
decisión de jugar a puertas cerradas o abiertas. A 70 días para iniciar
con el calendario más reciente entiende que hay demasiadas incógnitas y
resulta prematuro fijar posiciones rígidas.
“En lo económico
sería inviable, imposible, sin público, todo el dinero que vamos a
perder todos en la liga es enorme. El porcentaje económico que sustenta
la venta de taquillas oscila entre un 30 y 40 por ciento del presupuesto
de cada equipo, o sea que económicamente nos haría mucho daño”, dijo
Pichardo.
CREDITOS A DIARIO LIBRE