Varias personas han fallecido en la última semana de
protestas en varias ciudades estadounidenses, detonadas por el
fallecimiento de George Floyd, de 46 años, quien murió asfixiado estando detenido por la policía. Una de las víctimas era Chris Beaty, de 38 años, exjugador de la Universidad de Indiana.
En Minneapolis murió Calvin L. Horton Jr. de 43 años afuera de una
casa de empeño; en Omaha, Nebraska, falleció James Scurlock de 22 años
tras un altercado con el dueño de dos bares. Las últimas cuatro víctimas
también eran de raza negra.
Además el propietario de un restaurante en Louisville que regalaba
comida a los agentes. Otro era “Mr. Indianápolis”, un talentoso
exjugador de fútbol. Otro más era un agentes que trabajaba durante una
protesta.
Las muertes se han visto ensombrecidas por las impactantes imágenes
del caos que envuelve ahora a las ciudades de todo el país, desde
tácticas policiales antidisturbios hasta violencia, vandalismo e
incendios provocados. Pero también miles han marchado pacíficamente
contra la brutalidad policial y el racismo. Muchas de las personas
muertas eran negras, lo que agrava la tragedia, y decenas más han
resultado heridos en varios altercados.
La cifra de fallecidos y las circunstancias todavía se están determinando en muchas ciudades.
Tal es el caso en Louisville, donde los agentes trataron de dispersar
una multitud el lunes, escucharon disparos y respondieron a tiros,
matando al dueño de un restaurante de barbacoa, David McAtee.
Desde entonces, el alcalde despidió al jefe de policía de la ciudad
después de descubrir que los agentes en la escena no activaron sus
cámaras corporales. Las autoridades ya están investigando.
McAtee, de 53 años, era un hombre afroamericano conocido por regalar la comida a los agentes que concurrían a su local.
Las protestas en Louisville se agudizaron con la muerte de Floyd,
pero desde días antes la gente comenzó a movilizarse por el
fallecimiento de Breonna Taylor, una mujer negra asesinada de ocho tiros
en marzo cuando agentes antinarcóticos llegaron a su casa con una orden
de registro. No se hallaron drogas en la vivienda.
En Oakland murió el agente federal Dave Patrick Underwood, de 53
años, cuando alguien disparó desde un vehículo mientras él trabajaba
custodiando un tribunal durante una protesta.