La relación entre el Licey y Juan Francisco llevaba años con roces,
se había acabado la luna de miel hace rato, el club lo tenía en el
mercado de cambio, pero no terminaba un acuerdo. Las quejas de la
directiva por su salario hasta salían a relucir a los medios al punto
que la campaña pasada comenzó fuera de roster con un choque cuerpo a
cuerpo con Domingo Pichardo, quien desde que asumió las riendas le
advirtió: “Ponte para esto”.
Tigres y Gigantes acordaron ayer que
el Caballo Azul volviera a San Francisco de Macorís, un parque cuyas
dimensiones ilusionan con recuperar esos batazos de cuatro bases que los
tienen como el que más ha pegado en esta pelota (70).
Francisco
es un veterano con un cuerpo acomodado a unas cuantas libras de más, con
limitaciones defensivas, que en junio cumplirá 33 años. Una edad que,
haciendo los ajustes, en la ciudad del Jaya esperan le permita revivir
su carrera. El curso pasado solo sacudió tres en 124 turnos.