Las postalitas y Wikipedia dicen que Miguel Batista en febrero cumple
medio siglo de edad en un recorrido tan intenso que parece valer por
más de una vida, como lo fotografía la pérdida de su cabello, aunque él
sigue dispuesto a aprovechar en activo el mínimo minuto que suspire.
Una
historia que comenzó en Montecristi en 1971, que a los cinco años lo
llevó a asentarse en San Pedro de Macorís cuando su madre fue a estudiar
Secretariado Ejecutivo en la UCE y que a los 17 lo montó en el tren de
la MLB con paradas durante 18 campañas en Pittsburgh, Miami, Chicago,
Montreal, Kansas City, Phoenix, Toronto, Seattle, Washington, Nueva York
y Atlanta.
En el trayecto cobró una fortuna de US$47,6 millones
antes de impuestos, escribió un libro de poesía, una novela policíaca y
casi 300 artículos para ESPN, mientras ganaba una Serie Mundial
compartiendo camerinos con siete inmortales y fungir como miembro activo
del sindicato de peloteros.