Desde su lecho de enfermo vigilaba a su hijo que apenas podía
respirar y a quien tenía que darle de comer en la boca. Y cuando vio
morir a su amigo y coach Carlos Aranda conectado a un respirador en la
cama de al lado, se convenció de que “esta enfermedad no es un juego”.
“No
es fácil ver a la gente asfixiándose y ahí mismo fallecer. Sólo en mi
sala murieron como diez. Y desde ahí escuchábamos aquel martilleo...
pam, pam, pam... eran los ataúdes que estaban clavando en la otra sala”,
dijo en una entrevista con The Associated Press Norman Cardoze, una de
las estrellas del béisbol nicaragüense y sobreviviente del coronavirus.
Gerente
del equipo San Fernando de la ciudad de Masaya, Cardoze estuvo cinco
días hospitalizado junto a su hijo, el popular jonronero de igual nombre
y a quien la enfermedad golpeó más duro. Ambos se recuperan ahora en su
casa.