De la Fórmula 1 a la asistencia respiratoria: la industria
automovilística pone su saber al servicio del sector hospitalario para
fabricar respiradores que hagan frente a la pandemia de coronavirus, una
iniciativa que suscita no obstante algunas dudas.
General Motors
y Ford en Estados Unidos, PSA y Renault en Francia, y también
ingenieros procedentes del mundo de la Fórmula 1, se pusieron manos a la
obra ante la falta de disponibilidad de estos equipamientos médicos,
esenciales en la situación actual.
Aunque no sin dificultades,
como atestigua la fricción entre GM y el presidente estadounidense
Donald Trump, quien reprochó al constructor de automóviles la tardanza
en iniciar el trabajo y haber pedido demasiado dinero.
Así
pues, mediante un decreto, el gigante de Detroit vio su factoría de
Lordstown (Ohio) requisada para fabricar urgentemente respiradores.
Más
fácil resultó con Mercedes, quien pidió a su escudería de F1, en paro
temporal debido a la anulación de los Grandes Premios, que se pusiera a
trabajar en ello.
El equipo seis veces campeón del mundo fabricó
en un tiempo récord un aparato de asistencia respiratoria que permite
aliviar los pulmones de algunos afectados por el COVID-19, permitiendo
así reservar respiradores para los pacientes más graves. Además podrían
fabricarse 1.000 unidades al día.
Mercedes F1 también forma parte
de la iniciativa "Proyecto Pitlane", que reúne a otras escuderías como
Red Bull, McLaren, Williams, Racing Point, Haas y Renault para colaborar
en la fabricación de este tipo de aparatos.
University College
London/AFP / James TyeEl dispositivo de respiración asistida CPAP,
desarrollado por investigadores, médicos e ingenieros de la escudería
Mercedes, en una imagen sin fecha publicada por el University College
London el 30 de marzo de 2020 en Londres
La idea es poner al
servicio de la causa las características de una escudería de F1, como la
"capacidad de concepción rápida, de puesta a punto de un prototipo, y
de montaje minucioso", indica la presentación del "Project Pitlane".
Mark
Gillan, responsable de la agencia británica "Innovate UK", asociada al
proyecto, pasó por las escuderías de F1 McLaren, Jaguar/Red Bull, Toyota
y Williams.
Pero algunos no ven con buen ojo la irrupción de la industria del automóvil en el sector médico.
La
ONG "Bulletin of the Atomic Scientists" estima en un artículo reciente
que el razonamiento por el que los constructores de coches son los más
aptos no es correcto.
"Los respiradores pueden parecerse a las
bombas o a los sistemas de aire acondicionado usados en el automóvil,
pero pocos constructores fabrican los suyos y recurren a subcontratas
especializadas", subraya.
Así pues, aunque en este momento tienen
infrautilizada su capacidad de producción, siguen dependiendo de las
subcontratas, alejadas de los centros de distribución, en un periodo en
el que la circulación está restringida a escala planetaria y existen
límites a la exportación, apunta la ONG.